jueves, 12 de febrero de 2009

HISTORIA III

Los ‘90
Durante la nueva década, el elenco quedó reducido a su mínima expresión: el matrimonio de María Cristina Pepe y de Oscar Caamaño, su Director, quien ahora repartía sus esfuerzos con la Escuela de Teatro y Títeres de la Fundación Banco Bica. Diversos montajes surgieron de esa experiencia y El Retablo de las Maravillas participó en uno de ellos, realizando la producción. Se trató de Ifigenia en Do, obra musical de Oscar H. Caamaño que se estrenó en la Sala Mariano Moreno (1993) con buen suceso y que participó del Festival Internacional de Títeres Santa Fe.
Entre tanto seguía con sus actuaciones, reponiendo repertorio. Para entonces el teatro había tenido su sede, en forma sucesiva, en la Asociación del Magisterio Católico, en la Asociación Union e Benevolenza y en La casa del Coro Universitario, en la cual permaneció por varios años y donde organizó ciclos de espectáculos de títeres. Hacia 1997 la Universidad comenzó a reclamar el espacio y volvió a plantearse el problema de encontrar un lugar para el taller y depósito de materiales, muñecos, escenografía, trastos, que para entonces conformaban un volumen muy considerable. Después de casi veinte años de trabajo, la incertidumbre se cernía sobre el grupo y se llegó a sopesar la alternativa del cierre o de una continuidad en mejores condiciones.

Historia de Dito, pantomima de Oscar Caamaño montada para el estreno de la sala.

Un accidente sufrido por Oscar Caamaño ayudó a tomar la decisión en una apuesta por la vida y por los sueños.
El 29 y 30 de agosto de 1998 se inauguraba El Retablo, espacio dedicado al teatro de títeres, con funciones especiales y una exposición retrospectiva basada en la colección de muñecos, afiches y fotografías del elenco. Se representó el Prólogo de El Retablillo de Don Cristóbal de F. García Lorca, Una pieza con moraleja de Javier Villafañe, Hipo de Javier Castilla e Historia de Dito, de Osar Caamaño. La casa cuenta, además de la sala principal, con una sala y taller de lectura, con el espacio de taller de títeres del elenco, sectores de archivo y otras comodidades. También albergó desde su inauguración al Instituto Argentino del Títere, vinculado a UNIMA Argentina; la redacción de la revista Títeres y el CENADIT. A partir de aquí comienza una nueva etapa.


HISTORIA II

Etapa de despegue
A partir de 1980 el elenco fue convocado por la Fundación Banco Bica con su nuevo espectáculo, para llevarlo al interior de las provincias de Santa Fe y Entre Ríos. Así pudo equiparse con un nuevo teatro, sonido y luces y conformó dos elencos alternativos para el espectáculo denominado Éstas son nuestras manos que, además de la pantomima homónima de O. Caamaño y M. C. Pepe, involucraba una adaptación de El tiesto de mejorana, cuento tradicional italiano y El ladrón de margaritas, de Marta Jiménez Pastor. El Retablo de las Maravillas se presentó también en la Sala Marechal del Teatro Municipal 1º de Mayo, de Santa Fe y visitó escuelas, clubes y centros culturales de otras localidades.

El ladrón de Margaritas de Marta Giménez Pastor, en un montaje de la década de los ochenta

A pesar del clima de represión cultural que se vivía, el movimiento titiritero santafesino mostraba un fuerte desarrollo, del cual comenzó a participar el elenco y con la colaboración de algunos de sus miembros integrados cooperativamente al mismo, pudo concretarse un histórico congreso de la UNIMA Argentina en Esperanza en el cual la entidad resurgió después de un período de inactividad y desplegó un impulso que duró más de dos décadas, en las que los miembros de El Retablo de las Maravillas estuvieron siempre apuntalando su desarrollo.


Pasaje del espectáculo El Ensayo General

La siguiente puesta fue El Ensayo General (1983), obra musical de Oscar Caamaño, con dirección de Raúl Galoppe. Con ella hizo temporada en el Teatro Municipal 1º de Mayo, viajó a otras provincias y, finalmente, obtuvo el premio Fila 9 (Radio LT 9) al mejor espectáculo infantil de la temporada,
Le siguieron El Mago y el Payaso (1985), de Cándido Moneo Sanz y Por una flor (1985), de Luis Alberto Sánchez Vera, bajo la dirección de Oscar Caamaño. En 1986, con motivo del cincuentenario de la muerte de García Lorca, El Retablo de las Maravillas montó Amor de Don Perlimplín con Belisa en su jardín (1986), como parte de un espectáculo para adultos que incluía textos en prosa y verso del poeta y dramaturgo español, espectáculo que se denominó Cosas de Lorca, con música original de Edgardo Blumberg.

De izquierda a derecha, Roberto Ochoa, Oscar Caamaño, Raúl Venturini, Adriana Falchini, María Cristina Pepe y Edgardo Blumberg.

El montaje, seleccionado por la Zona Litoral de UNIMA Argentina la representó en el Encuentro Nacional de Titiriteros, de ese año, en la ciudad de Salta.
Después vinieron El caballero de la Mano de Fuego (1988) y La calle de los fantasmas (1988), de Javier Villafañe y Al tranquito va el Juan (1989), creación grupal sobre textos de Villafañe y cuentos populares. Estas obras eran presentadas en la Sala municipal Maese Trotamundos y en escuelas, y otros escenarios de la ciudad y localidades vecinas. Con un nuevo montaje: Juancito preguntón, se volvieron a presentar en escenarios locales y en el Encuentro Nacional de UNIMA (Alta Gracia,1990).

domingo, 8 de febrero de 2009

HISTORIA I

Nacimiento y primeros años

Las cosas nacen con su nombre y ése fue su parto más doloroso. Después de largos devaneos, el Profesor René Lenarduzzi, de la cátedra de Literatura Española II propuso el del entremés cervantino "El Retablo de las Maravillas", nombre con prosapia y con la cuota de burla necesaria para conjugar la risa, la fantasía y la tramoya que caracterizan a un teatro tan singular como el de títeres. La primera puesta se denominó "El Burro y el León" (1978) y consistía en una adaptación del cuento popular conocido como La guerra de los animales. Fue una puesta innovadora, en tanto incorporaba títeres de manopla y varillas, técnicas combinadas, que eran poco usuales por entonces en la región. Pronto el espectáculo se completó con la adaptación de otro cuento que se llamaba algo así como El señor Viento Otto. La obra se tituló "Aquí hay gato encerrado" (1978) y en esa ocasión los personajes eran plantas, astros y fenómenos meteorológicos. El Retablo de las Maravillas comenzaba a actuar en algunas salas de Santa Fe, como Núcleo Joven, del Movimiento de Juventudes o el salón de la asociación Union e Benevolenza, donde presentó, como resultado del curso ya aludido, El Retablillo de Don Cristóbal de Federico García Lorca (1979), bajo la dirección de Matías Rodríguez.

El Profesor René Lenarduzzi fue quien encontró el nombre definitivo (foto de época)


Integrantes

Junto a Matías Rodríguez y Oscar Caamaño, conformaban el elenco María Cristina Pepe, Nora Carelli, Julieta Miño, Teresita Miño, Jorge Delconte, Martha Koch, Teresita Devallis, Rita Dellacqua, Pedro Nitri, Teresita Cherry, Enrique Andreone, Alicia Luciani, Silvina Luciani, Mirta Mora y Luis Avalos entre otros. En años posteriores el elenco fue cambiando y reduciéndose. También actuaron o colaboraron en las sucesivas puestas Raúl Galoppe, Víctor Savoie, Adriana Falchini, Raúl Venturini, Roberto Ochoa, Liliana Gorosito, Delia Moyano y Rui Acevedo.

Personaje de Aquí hay gato encerrado

HISTORIA - Antecedentes


El Teatro de Títeres El Retablo de las Maravillas fue creado en 1978 en la ciudad de Santa Fe, República Argentina, para dar continuidad, en forma independiente, al Teatro de Muñecos de la Universidad Católica de Santa Fe (TMUCSF), cuya actuación pública fue restringida por las autoridades de esa institución académica. El TMUCSF había sido creado un par de años antes como parte de la cátedra de Seminario de Investigación Literaria, a cargo del Prof. Oscar H. Caamaño, dedicada a la literatura para niños, a partir de un cursillo desarrollado por el titiritero invitado Matías Rodríguez. Como resultado del mismo se presentaron las creaciones colectivas: En el fondo del jardín y El mago de los sueños, elaboradas a partir de canciones tradicionales. La experiencia despertó el interés del grupo, de modo que sus integrantes decidieron darle continuidad proponiendo la creación de un elenco en el ámbito de la Facultad de Letras de la Universidad, iniciativa bien acogida por la Decana, Profesora Aída del Carmen Spadaro, que dio por resultado la creación del Teatro de Muñecos de la Universidad Católica de Santa Fe en 1977. Integraban el grupo Nora Carelli, Marta Koch, María Cristina Pepe, Teresita Devallis, Matías Rodríguez y Oscar Caamaño. Con la intervención de algunos docentes y alumnos avanzados y la asesoría de Marías Rodríguez, la primera iniciativa fue la de desarrollar un curso para universitarios que convocó a un grupo de estudiantes y jóvenes inquietos del medio santafesino. Mediaba el mismo cuando la Vicerrectora de la Universidad, Profesora Arteaga Mosca convocó al Director del TMUCSF para comunicarle que debía circunscribir la actividad del Teatro al interior de su cátedra. Corría el año 1978. Por entonces, en pleno Proceso Militar, se cerraron en Santa Fe el Teatro de Títeres de la Provincia, a cargo del Profesor Domingo Sahda, y un tiempo después, luego de una intensa labor y de dos festivales nacionales, también se desactivó el Teatro de Títeres Municipal. Los inquietos integrantes del TMUCSF consideraron que la limitación no justificaba la permanencia como un órgano universitario al verse imposibilitado de expresar aquello para lo cual había sido creado y resolvieron conformar un grupo independiente, inspirándose en la extensa tradición que había llevado al teatro santafesino a convertirse en una expresión vigorosa y representativa de la cultura local. En la imagen, prsonajes del Teatro de Muñecos de la Universidad Católica de Santa Fe.

Matías Rodríguez integró el primer elenco como asesor.